martes, 12 de febrero de 2013

Texto Suelto

"Toco sus dulces cabellos por la mañana, estrujo su pequeña palma sobre su pecho y entonces se hecho a llorar. Se sorprendió de si mismo, hacía ya tiempo, que no lloraba así."

-¿Pero por qué, se puso a llorar así como así?
-Si... así como así. 

"Ella estaba ahí junto a él, o mejor dicho la imagen de ella, yacía recostada sobre sus blancas sabanas, que se volvían una salada tina de desesperanza. Sabía que lo que hacía iba a ser difícil pero entendía aquella decisión, como el acto más grande de amor."

-No entiendo...
-¿Qué no entiendes?
-Los sentimientos papá... los sentimientos.
-¿Qué quieres saber de los sentimientos?
-No sé... es sólo que no los entiendo.

Reí no pude contenerme. Lo miraba fijamente y parecía ofendido y confundido, mi propio hijo parecía incomodo al recitarme aquellas palabras. 

- Hijo no hay nada que entender, perdón que me ría así... te juro que no es mi intención. Pero es hasta ridículo que me lo preguntes. 

Para entonces, parecía ya muy enfadado. 

- No hay nada que entender... nada. Abre esa ventana.

Se paro de la cama, y confundido abrió la ventana bruscamente. 

- ¿Qué ves?
- A las personas...
- Si, ya sé... ¿pero qué más?
- Nada... coches... pájaros... 

El silencio se encajo en el cuarto, entonces sonreí, pude deducir en sus pupilas todo el climax. 

- ¿Qué te provoca-a?

Lo dije casi susurrando...

- Eso que no entiendo... Estoy viendo a un niño abrazando a su mamá, y me acuerdo... me acuerdo de ella. 

- Es algo que no podemos explicar, ¿cierto?, como su partida, los sentimientos son como las personas, no necesitas una explicación, somos personas, con un corazón, caóticos y confusos.

Entonces se acostó en la cama... se puso boca abajo. Decidí cerrar el libro, pues sabía que el final no sería feliz... y en cambió le invente uno. Lo abrace y regrese a aquel lugar donde la gente no puede hacer más daño.




 

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