lunes, 4 de marzo de 2013

Mar

El mar es el lugar idóneo para enamorarte. Es justo ahí donde todo empieza, es un lugar de posibilidades infinitas y es que no es como un río, no... el río es un lugar muy delimitado, y siendo sinceros el solo pensar en uno, me hace llorar. 
Sueño a menudo con el mar. Los recuerdos más bellos de mi infancia vienen de ahí... de mi dentro de el, ignorando al tiempo, nadando durante horas y horas, esquivando olas, haciéndome el "muertito" mientras todo se pintaba color verde transparente. Los charcos también son tristes, de pequeño sólo me recordaban que no vivía en el mar. Aún así iba seguido ahí. Mis castillos de arena, construidos cuidadosamente a mano, de una precaución artesanal e inadmisible. Parecía un repostero francés.... tomaba arena mojada y lentamente la dejaba escurrir formando una montañita delicada que llegaba hasta la punta. Como "caquitas". El mar. Escucho las olas golpeando mis pequeños pies. Lo gracioso es que siempre me recuerdo solo ahí, cuando nunca fue así, siempre estuve acompañado, de mi papá, mamá, mi hermano... incluso hasta de amigos y otros familiares. Pero en mi cabeza, todos ellos aparecen desenfocados. Casi como si esa fuese la intención del director en la película de mi vida. ¿Por qué?

Una ola me revuelca, estoy feliz, podría quedarme aquí para siempre. Tengo 7 años, nada es tan preocupante. 


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